La hijastra admitió a su padrastro que nunca había tenido un masaje en el hombro. Je, je - Yo también corregiría ese malentendido. Quién iba a dudar de que sus manos bajaran a sus pechos. La rubia estaba sudando y su polla estaba en su boca sola. Hombre, ese padrastro era una especie de Copperfield.
¡Qué tronco tiene ese negro! Ni siquiera cabe en la boca de la señora en términos de longitud o anchura. ¿Cómo se atreve a metérsela en la vagina?